VIAJEMOS...
VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA

> Si pudieras viajar al centro de la Tierra ¿te arriesgarías a ir?
> ¿Crees que en el centro de la Tierra exista vida?
> ¿Qué tipo de seres podemos encontrara allí? Descríbelos
como los imaginas.
Martes 18 de agosto.
Llega la noche, el momento en que el sueño quiere cerrar nuestros párpados; porque en este mar no hay noche, y la implacable luz fatiga nuestros
ojos de una manera obstinada, como si navegásemos bajo el sol de los
océanos árticos. Hans gobierna el timón, y, mientras él hace su guardia, yo duermo.
Dos horas después, me despierta una sacudida espantosa. La balsa ha
sido empujada fuera del agua con indescriptible violencia y arrojada a
gran distancia.
— ¿Qué ocurre? — exclama mi tío— ¿Hemos tocado en un bajo?
Hans señala con el dedo, a una considerable, una masa negruzca que se
eleva y deprime alternativamente.
Yo miro en la dirección indicada, y exclamo:
— ¡Es una marsopa colosal!
Antes de continuar con el relato:
> ¿Conoces una marsopa? ¿Cómo es?
> Si no la conoces, consulta en el diccionario su definición.
— Sí — replica mi tío— , y he aquí ahora un lagarto marino de tamaño extraordinario.
— Y más lejos un monstruoso cocodrilo. ¡Mire usted qué terribles mandí-
bulas, provistas de dientes espantosos! Pero, ¡ah! ¡Desaparece!
— ¡Una ballena! ¡Una ballena! — exclama entonces el profesor— . Distingo
unas enormes aletas. ¡Mira el aire y el agua que arroja por las narices!
En efecto, dos líquidas columnas se elevan a considerable altura sobre el
nivel del mar. Permanecemos atónitos, sobrecogidos, estupefactos ante
aquella colección de monstruos marinos. Poseen dimensiones sobrenaturales, y el menos voluminoso de ellos destrozaría la balsa de una sola dentellada. Hans quiere virar en redondo con objeto de esquivar su vecindad
peligrosa; pero descubre por la banda opuesta otros enemigos no menos
formidables: una tortuga de cuarenta pies de ancho, y una serpiente que
mide treinta de longitud, y alarga su enorme cabeza por encima de las olas.
Es imposible huir. Estos reptiles se aproximan; dan vueltas alrededor de
la balsa con una velocidad menor que la de un tren expreso, y trazan en
torno de ella círculos concéntricos. Yo he cogido mi carabina; pero, ¿qué
efecto puede producir una bala sobre las escamas que cubren los cuerpos
de estos animales?
Permanecemos mudos de espanto. ¡Ya vienen hacia nosotros! Por un
lado, el cocodrilo; por el otro, la serpiente. El resto del rebaño marino ha
desaparecido. Me dispongo a hacer fuego, pero Hans me detiene con mi
signo. Las dos bestias pasan a cincuenta toesas de la balsa, se precipitan el
uno sobre el otro y su furor no la permite vernos.
El combate se libra cerca de la balsa, y vemos claramente cómo los dos
monstruos se atacan.
Pero me parece que ahora los otros animales acuden a tomar parte en la
lucha. La marsopa, la ballena, el lagarto, la tortuga; los entreveo a cada instante. Se los muestro al islandés, y éste mueve la cabeza en sentido negativo.
— Tra — dice con calma.
— ¡Cómo! ¡Dos! Pretende que sólo los animales...
— Y tiene mucha razón — exclama mi tío, que no aparta el anteojo del
grupo.
— ¿Es posible?
— ¡Ya lo creo! El primero de estos monstruos tiene hocico de marsopa,
cabeza de lagarto, dientes de cocodrilo, y por esto nos ha engañado. Es el
ictiosauro, el más temible de los animales antediluvianos.
— ¿Y el otro?
— El otro es una serpiente escondida bajo el caparazón de una tortuga;
el plesiosauro, implacable enemigo del primero.
Antes de continuar con el relato:
> ¿Cómo así que resultaron ser solo dos animales y no cuatro? ¿Por qué?
> Dibuja en tu cuaderno estos dos monstruos tal como los imaginas.
Hans tiene mucha razón. Sólo dos monstruos turban de esta manera
la superfiie del mar, y tengo ante mis ojos dos reptiles de los primitivos
océanos. Veo el ojo ensangrentado del ictiosauro, que tiene el tamaño de
la cabeza de un hombre. La Naturaleza le ha dotado de un aparato óptico
de extraordinario poder, capaz de resistir la presión de las capas de agua
en que habita. Se le ha llamado la ballena de los saurios, porque posee su
misma velocidad y tamaño. Su longitud no es inferior a cien pies, y, cuando
saca del agua las aletas verticales de su cola, me hago cargo mejor de su
enorme magnitud. Sus mandíbulas son enormes, y, según los naturalistas,
no posee menos de ciento ochenta y dos dientes.
El plesiosauro, serpiente de tronco cilíndrico, tiene la cola corta y las
patas dispuestas en forma de remos. Su cuerpo se halla todo él revestido de
un enorme carapacho, y su cuello, flxible como el del cisne, se eleva treinta
pies sobre las olas.
Amplía tu lectura:
> Consulta las definiciones de estos términos: ictiosauro y plesiosauro.
> ¿En qué coincidieron tus dibujos y la descripción de estos dos
monstruos que hallaste en el relato y en el diccionario?
Los dos animales se atacan con indescriptible furia. Levantan montañas
de agua que llegan hasta la balsa, y nos ponen veinte veces a punto de
zozobrar. Se oyen silbidos de una intensidad prodigiosa. Las dos bestias
se encuentran enlazadas, no siéndome posible distinguir la una de la otra.
¡Hay que temerlo todo de la furia del vencedor!
Transcurre una hora, dos, y continúa la lucha con el mismo encarnizamiento. Los combatientes se aproximan a la balsa unas veces y otras se alejan de ella. Permanecemos inmóviles, dispuestos a hacer fuego.
De repente, el ictiosauro y el plesiosauro desaparecen produciendo un
enorme remolino. ¿Va a terminar el combate en las profundidades del mar?
Pero, de improviso, una enorme cabeza asoma fuera del agua: la cabeza
del plesiosauro. El monstruo está herido de muerte. No descubro su inmenso
carapacho. Sólo su largo cuello se yergue, se abate, se vuelve a levantar, se encorva, azota la superfiie del mar como un látigo gigantesco y se
retuerce como una lombriz dividido en dos pedazos. Salta el agua a considerable distancia y nos ciega materialmente; pero pronto toca a su fi la
agonía del reptil; disminuyen sus movimientos, decrecen sus contorsiones,
y su largo tronco de serpiente se extiende como una masa inerte sobre la
serena superfiie del mar.
En cuanto al ictiosauro, ¿ha regresado de nuevo a su caverna submarina
o va a reaparecer otra vez?
Julio Verne. Viaje al centro de la Tierra. Cap. XXXIII.
Anticípate al texto:
> ¿Qué sucederá ahora?
Escríbelo en tu cuaderno y léelo a tus compañeros.
Comprensión de la lectura
Nivel literal
1. Indica cuáles de estas afimaciones son verdaderas y cuáles son falsas según
el relato.
a. La historia es narrada por el tío del protagonista.
b. Los personajes se encuentran en el Océano Atlántico.
c. Los dos monstruos marinos impidieron la llegada al centro de la Tierra.
d. La escena descrita tiene lugar en agosto de 1800.
e. Uno de los monstruos murió durante el combate.
f. La pelea se dio entre una marsopa, una ballena, un lagarto y una tortuga.
2. Con base en la consulta que realizaste en el diccionario, especifica el nombre
del animal al que se está haciendo referencia.
> Serpiente de tronco cilíndrico y cola corta. Su cuerpo está cubierto
de un enorme caparazón y su cuello es muy flxible.
> Tiene gran longitud, posee enormes mandíbulas y aletas verticales.
Su aparato óptico es tan poderoso que puede resistir la presión de
las capas de agua en que habita.
Nivel inferencial
4. Completa este esquema en tu cuaderno.

5. A partir de algunas pistas que encuentres en el relato, describe cómo es el
lugar en el que suceden los hechos.
6.
Escribe otro final diferente al de la historia que te gustaría se hiciera
realidad.
Comentarios
Publicar un comentario